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Mercadona quiere transformar la forma de comprar alimentos. Este es el eslogan de Mercadona Tech, una iniciativa de la nueva estrategia
hacia la transformación digital. Aunque el operador valenciano es poderoso, en
este caso tiene aspectos en su contra para lograr su objetivo.
Dejando al margen aspectos que también podrían transformar la forma en que compramos alimentos (y que en mmi opinión no se pueden obviar si hablamos de una verdadera transformación en la experiencia de compra), sus intenciones declaradas se centran en la venta online en el que pretenden tener el mismo liderazgo que en el offline.
A su favor tienen su cultura empresarial, caracterizada
por un fuerte liderazgo, cohesión, coherencia y constancia en sus actuaciones, que
facilita el logro de cualquier objetivo. A esto hay que sumar su capacidad de
inversión que les permitirá contrarrestar una dificultad que se mencionará más
adelante.
Su red de tiendas físicas también es un punto a su favor.
Tienen la mayor red de España en cobertura geográfica y densidad de red (ocupan
el 16% del total de metros cuadrados de tiendas de alimentación, según Alimarket).
Esto les permitirá desarrollar una política de omnicanalidad que en su caso es
actualmente inexistente y apenas incipiente en el del resto de los retailers.
A pesar de la falta de atención al canal, sus ventas
online suponen un 0,9% del total, un ratio que les sitúa en la parte superior de
la tabla, muy por detrás del líder Caprabo con el 2%, pero muy cerca de ECI y
Alcampo, ambos con el 1%. En términos absolutos es sin duda el líder en ventas
online.
Por el contrario sus dificultades empiezan con un claro déficit
tecnológico que se evidencia en la catarsis que significó las ya famosas
declaraciones de su presidente sobre la calidad de su página web. Esto no sería
un problema serio si no se las tuviesen que ver con una tal Amazon.
Tampoco disponen del conocimiento del cliente que les
permita personalizar la experiencia. Es cierto que dispondrán de la información
de la actividad en el canal on-line, pero ya sabemos que existen muy pocos
compradores “puros” de e-commerce y que para tener una visión completa del
cliente hay que sumar datos de todas las transacciones, pero no solo de las
transacciones.
Y para que la relación no sea solo transaccional,
necesitarían contar con canales de contacto que les hagan ir desde la
experiencia de compra hasta la experiencia del cliente. Para empezar necesitan
un buen canal móvil del que ahora carecen, aunque ya ha mencionado que uno de sus proyectos es el desarrollo de una aplicación de compra para Android.
Es cierto que su red de tiendas es uno de sus puntos
fuertes, pero necesitarán resolver el problema de la logística de la última
milla que les permita una política de entrega en domicilio suficientemente
asequible y conveniente para el comprador, y actualmente están bastante lejos.
Por último hay que mencionar su propio modelo de negocio
y (de nuevo pero esta vez en sentido contrario) su cultura empresarial. La
innovación en Mercadona es evolutiva, no disruptiva, Juan Roig es en este sentido
la antítesis de Jeff Bezos. La gran innovación disruptiva de Mercadona fue
importar un modelo comercial que ya triunfaba en EE.UU. A partir de ahí mejora
continua durante décadas. Para transformar la manera de comprar alimentos hace
falta una mentalidad aventurera que casa mal con su historia, caracterizada por
la prudencia en sus grandes decisiones.
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