26.6.17

Captar un nuevo cliente no asegura nada, salvo la posibilidad de perderlo

500 palabras. Tiempo estimado de lectura un minuto.

En una estrategia de marketing relacional no es posible obviar ninguna de las fases de la relación con el cliente, desde la atracción hasta la recuperación de los más valiosos. Pero frecuentemente se presta menos atención que la necesaria a un momento de especial importancia, el que siguen a la captación, cuando se decidirá el futuro de la relación.



Todo empieza con la captación (falso, todo empieza con la definición de nuestro público objetivo, pero ese es otro debate), si no hay clientes no hay nada, así que si todo ese esfuerzo realizado culmina con un nuevo cliente en la base de datos; enhorabuena. Pero la mera captación no asegura ningún objetivo salvo que este se refiera a un número hueco, puro artificio.

Justo tras ese momento empieza una fase crítica, confiar en que ya existe un nuevo cliente es dar el primer paso para perderlo. Lo único conseguido hasta el momento es la oportunidad de demostrar que la oferta que le atrajo merece la pena, y hacerlo puede ser mucho más difícil que todo lo anterior.

Las aplicaciones para móviles son un ejemplo extremo de esta afirmación general. Un retailer con una APP debe aspirar a que su icono esté presente en la pantalla principal del dispositivo de su cliente (ver aquí el post que escribí sobre el tema), pero antes de eso debe aspirar a no desaparecer de él. AppsFlyer demostró en una investigación que treinta días después de descargarse la aplicación solo un 3% de los nuevos usuarios continuaban activos.

Una manera de reducir esta estadística descorazonadora es empezar la interacción cuanto antes. No olvidar que nada impide que el nuevo cliente deje de serlo de inmediato, y si no percibe interés es lo que hará. La diferencia entre enviar un mensaje push a tiempo y no hacerlo es reducir la tasa de abandono a la mitad.

Pero la conversación por sí misma no es suficiente si los usuarios perciben que no se cumple la propuesta de valor. En mi experiencia hay ocasiones en las que lo he tenido en cuenta y otras en las que no tanto, y de nuevo la diferencia de resultados es de doble a sencillo. Cumplir con la promesa de valor debe ser una obsesión siempre, pero en este momento es absolutamente crítico.

El plan general de relación con un cliente maduro no es suficiente en este caso, es necesario un plan para un cliente nuevo que incluya qué mensajes a trasladar, qué comportamientos fomentar y cómo ganar su confianza. Seguramente un nuevo cliente estará más receptivo a los mensajes, es una oportunidad para dedícale esfuerzos, tiempo y cariño especiales, para mostrar honestamente lo mejor que se puede ofrecer sin caer en la tentación de prometer lo que no se va a cumplir.

Por último es importante aprovechar este momento para aprender de los nuevos clientes, de aprovechar su crédito para explorar los límites y averiguar hasta donde llegar con cada cual, definir comportamientos y clasificar a los nuevos según los mismos. No escatimar esfuerzos en conocer a los nuevos clientes ahorra esfuerzos y mejora el ROI en menos tiempo.

La próxima vez que diseñes un plan para conseguir nuevos clientes, cuídate de dedicar la mitad de tu presupuesto y talento a lo que viene justo después, puede que no lo hayas hecho nunca y te resulte difícil empezar, pero los resultados te compensarán.

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